INICIO BLOG

por Tristan de Dessindigo

Dibujar un retrato con sanguina

Dibujar un retrato con sanguina

¡Hola! Hoy, te propongo sumergirnos en un gran clásico del dibujo que atraviesa los siglos con elegancia: el retrato con sanguina. Cálida, expresiva y llena de carácter, esta técnica ha seducido a numerosos artistas, desde los maestros del Renacimiento hasta los dibujantes de hoy.

¡Prepara tus sanguinas y tu papel!


¿Por qué elegir sanguina para los retratos?

(de izquierda a derecha: Da Vinci, Mademoiselle de Mondran, Miguel Ángel)

La sanguina es especialmente apreciada desde el Renacimiento, donde solía usarse para realizar bocetos preparatorios de grandes obras. Con sus tonos cálidos que van del rojo marrón al terracota, aporta un toque de vida y calidez al dibujo, lo que la hace ideal para representar el cuerpo humano. Su color, por cierto, no deja de evocar el de la piel, lo que refuerza aún más esta impresión de realismo y suavidad.

Como el grafito o el carbón, la sanguina permite trabajar con sutileza y precisión. Se puede utilizar para aplicar grandes áreas uniformes o, por el contrario, resaltar detalles más claros con finas hachuras. Esta combinación de flexibilidad y riqueza expresiva la convierte en un medio muy apreciado por los artistas, especialmente para los retratos, donde cada matiz es importante para transmitir una emoción.


El material

En este curso, no entraré en detalle sobre todo el material o las técnicas básicas relacionadas con la sanguina. Te invito a consultar este artículo (enlace: comenzar con la sanguina) si deseas aprender más sobre este tema.

1 - Papel
2 - Sanguinas en tiza
3 - Un lápiz sanguina (opcional)
4 - Un difuminado
5 - Una goma miga de pan
6 - Una goma blanca
7 - Una hoja de papel de cocina

Si te sientes más cómodo/a comenzando con un boceto ligero a lápiz, planea hacer uno también.


Dibujar un retrato a la sanguina paso a paso

En este artículo, nos vamos a centrar en cómo utilizar la sanguina para realizar un retrato. Así que parto del principio de que ya tienes algunas bases en dibujo, especialmente en lo que concierne a las proporciones del rostro. Si no es así, o si deseas revisar estos fundamentos, te invito a consultar el artículo sobre cómo dibujar un retrato a lápiz

1. Para sentirme más cómodo con el dibujo con sanguina, me gusta empezar con un esbozo bastante detallado del retrato (una vez más, les invito a consultar el artículo mencionado anteriormente si necesitan un recordatorio sobre los fundamentos).

2. Luego elijo la sanguina para mayor precisión, pero puedes optar perfectamente por una sanguina en tiza usando simplemente la punta. Comienzo entonces a repasar suavemente los trazos de contorno.

3. Continúo dibujando los contornos del rostro. Para evitar ensuciar el papel con mi mano, coloco una hoja limpia debajo, como un protector de escritorio. Esto ayuda a mantener el papel bien limpio, especialmente con un medio tan polvoriento como la sanguina.

4. Ya anticipo el juego de sombra y luz engrosando ligeramente la línea del lado derecho del rostro, que estará en la sombra. Esto permite establecer las primeras bases del volumen desde esta etapa.

5. Comienzo a sombrear ligeramente el dibujo. Para mantener la ligereza y el control, sostengo el lápiz lo más lejos posible de la punta.

6. Solo aplico los valores de sombra, dejando las áreas iluminadas en reserva, es decir, blancas. Presiono un poco más fuerte en las partes muy sombreadas, como los labios, para marcar bien los contrastes.

7. Sigo añadiendo sombras; aquí, por ejemplo, estoy trabajando el cuello. Para jugar con el contraste, también puedo hacer hachurados muy finos que dan relieve y textura.

8. Termino con el cabello, que dibujo en la dirección de su implantación para un resultado más natural. También aprovecho para borrar, con la goma miga de pan, las pequeñas huellas dejadas en los lados.

Desvanecer un retrato con sanguina

9. Empiezo a difuminar el retrato para suavizar las transiciones y unificar las sombras.

10. Para difuminar, tienes dos opciones: hacer movimientos horizontales o verticales de ida y vuelta, o realizar pequeños movimientos circulares. Te recomiendo la segunda opción, que permite obtener un difuminado más limpio y bien integrado.

Recuerda también siempre comenzar difuminando los tonos más claros hacia los más oscuros para crear un hermoso degradado.

11 y 12. Continúo suavizando los diferentes valores. Es una etapa que lleva tiempo, por lo que hay que ser minucioso. Si te saltas pasos para ir más rápido, corres el riesgo de dejar marcas involuntarias que dañarán la estética del dibujo.

13. Termino de difuminar todo el dibujo para un acabado homogéneo y suave.

14. Luego, puedo agregar algunos pequeños detalles, por ejemplo un poco de profundidad bajo el cuello, en la parte derecha de la cara, a nivel de los ojos, o algunas mechas de cabello caídas para más naturalidad.

¡Y ahí lo tienen! El retrato está ahora terminado. Como han podido ver, la sanguina es sobre todo una cuestión de paciencia y precisión, pero no es una técnica especialmente complicada. Con un poco de práctica, realmente puede revelar todo el calor y la suavidad de un rostro.

Espero que este artículo te haya gustado y, sobre todo, les haya dado ganas de lanzarse a dibujar con lápiz sanguina también. 😊

Redactora e ilustradora: Chloé Pouteau