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por Tristan de Dessindigo

Dibujar un paisaje en blanco y negro

Dibujar un paisaje en blanco y negro

El mundo que nos rodea ofrece cada día espectáculos naturales tanto sorprendentes como tranquilizadores.

Si también tienes una sensibilidad por la poesía de los paisajes y tienes ganas de traducir su belleza al papel. Hoy te propongo un tema cautivador: no solo dibujar un paisaje, sino también abordarlo en niveles de gris para revelar toda su elegancia. Tomemos como punto de partida esta fotografía monocromática, que nos invita a contemplar la naturaleza con una mirada majestuosa.


¿Cómo crear tu escena?

Empecemos por lo básico. Para obtener un resultado convincente, es esencial estructurar bien tu dibujo. Puedes buscar referencias para componer una escena original, o intentar reproducir un paisaje que te guste especialmente.

En todos los casos, tómese el tiempo para observar cuidadosamente y analizar la imagen. Aquí hay algunas reglas de composición a tener en cuenta para una imagen equilibrada y armoniosa:


Identifica los puntos de interés gracias a la regla de los tercios

Al dividir la imagen en tres bandas horizontales y tres bandas verticales, aparecen cuatro puntos de intersección.

Colocar elementos clave en estos "puntos fuertes" refuerza inmediatamente su presencia visual.

En nuestro ejemplo, he colocado la casa en uno de estos puntos, lo que nos lleva al siguiente principio.


Distribuir bien los elementos de tu dibujo

Es esencial distribuir los elementos de la composición de manera equilibrada, sin buscar una simetría perfecta.

Regresemos al ejemplo: la casa está colocada en un punto fuerte; para equilibrar, se introduce enfrente un elemento de peso visual comparable. Aquí, he elegido el sol que, a pesar de su forma muy simple, juega un papel central en la interpretación de la escena.


Definir un punto focal

Todo paisaje debe tener un tema principal, un verdadero punto focal.

La regla de los tercios puede ayudarte, pero también puedes dirigir la mirada organizando los elementos para que converjan hacia ese punto.

Caminos, contrastes de luz o la simplificación de elementos secundarios permiten guiar naturalmente la mirada.


Consejos prácticos

Evita construir todo con contornos nítidos: trabaja primero con manchas y masas. Esto estimula la creatividad y da un resultado más expresivo.


Cuanto más lejano es un objeto, más pierde en detalle y contraste. En primer plano, las sombras son marcadas y las luces más vivas; en el fondo, los valores se aclaran y los contrastes se suavizan. Cuida los pequeños detalles "vivos": briznas de hierba, piedrecitas, hojas, pequeños animales... Estos agregan ritmo y otorgan credibilidad al paisaje.


Dominar la escala de valores

Dibujar en blanco y negro restringe la paleta, lo que puede parecer limitante.

El uso de contrastes bien dosificados se vuelve entonces crucial para diferenciar los planos y las formas.

Ya hemos aplicado este principio al aclarar progresivamente los grises a medida que los elementos se alejan.

Otro ejemplo: he dibujado la casa en gris muy oscuro sobre un suelo de gris medio, lo que asegura una separación clara y legible.


Definir la casa con los valores de gris

Comienza estructurando la casa utilizando contrastes luminosos.

Variando los tonos, distinga paredes, ventanas, puerta y tejado.

No dudes en reservar blanco casi puro para resaltar los elementos importantes, como los marcos de las ventanas o el borde del techo.


Finalizar el dibujo plano por plano


Primer plano

La banda oscura en la parte inferior de la imagen sirve como un verdadero primer plano: unas pocas manchas muy densas son suficientes.

Esta actúa como un margen visual, añade profundidad y permanece intencionalmente poco detallada.


Plan principal

Es el corazón de la escena: aquí se colocan los elementos clave y el punto focal (en este caso, la casa). Concentra tus esfuerzos aquí: precisión del dibujo, riqueza de texturas y coherencia de materiales.

Observa, por ejemplo: las largas líneas finas e irregulares de la madera, las sombras nítidas y contrastadas de las rocas, las superficies lisas y sus reflejos.

Para dar relieve, comienza rompiendo las grandes superficies introduciendo un "caos" controlado: ondulaciones del terreno, huecos, acantilados, cavidades...

Luego, añade detalles decorativos (piedras, hierbas, flores, troncos, etc.). Déjate guiar por la intuición para enriquecer la escena sin sobrecargarla.


Tercer plano

Este plano complementa la información visual del plano principal. He colocado una colina, algunos árboles distantes (sugiriendo un bosque) y un lago.

Recuerda que este plano es secundario: por lo tanto, no busques detallarlo. Unos pocos trazos bien colocados y formas simples son suficientes.

Finalmente, dibuja luz sobre las rocas en lo alto de la colina usando pequeños trazos definidos, y algunos reflejos en el agua para darle relieve al lago.


El fondo

A medida que nos adentramos en la profundidad, los elementos deben ser: difuminados, ligeramente borrosos y simplificados.

Dibuja las montañas del fondo con manchas suaves, luego sugiere la textura con unas pocas marcas ligeras, sin insistir.


Ajustar la iluminación

Viene uno de los momentos más agradables: una vez que el escenario está preparado, dibuja el sol y determina su posición para fijar la orientación de la luz.

Cuanto más bajo está en el horizonte, más se intensifican los contrastes. Al mediodía, la luz es más cenital, las sombras más cortas y menos marcadas.


Hay muchos parámetros a considerar, es normal. Avance paso a paso y permítase hacer pruebas.

Piensa en cuidar la composición, en articular tus planos de profundidad y en modular los valores y el nivel de detalle según la distancia.

Redactor e ilustrador: Bryam