Los veladuras en la pintura: ¿qué son?
Hola a todas y todos, hoy les propongo que nos interesemos en una técnica pictórica fascinante y a veces un poco misteriosa: el veladura. Con sus efectos de transparencia y luz, ha sido utilizado por muchos maestros antiguos, pero también es muy útil en nuestras prácticas modernas, ya sea al óleo, acrílico o incluso en acuarela. Vais a ver que con algunas bases simples, es totalmente posible crear veladuras efectivas y sublimes.
¡Prepara tus pinceles, vamos allá!
¿Qué es un glacis?
El veladura es una capa fina de pintura transparente o semitransparente, que se aplica sobre una superficie ya pintada y seca. La idea no es cubrir lo que hay debajo, sino modificarlo sutilmente: como un velo coloreado que enriquece la luz y cambia la tonalidad, mientras permite que el trabajo inicial siga siendo visible.

Los veladuras no son solo un “efecto”: tienen verdaderas utilidades en la pintura.
- Dar profundidad: al multiplicar las capas transparentes, los colores parecen vibrar y ganar en intensidad.
- Modificar un tono existente: en lugar de repintar, puedes ajustar sutilmente el color (suavizar una sombra, calentar una tez, enfriar un cielo…).
- Crear efectos de luz: ciertos reflejos solo se pueden obtener con la transparencia de un glaseado.
- Armonizar el conjunto: un velo ligero aplicado sobre una zona permite unificar los contrastos o crear un ambiente colorido coherente.

(Sin glaseado a la izquierda vs con glaseado a la derecha)
Las características del glacis
La transparencia
El esmalte funciona como un velo de color. Para obtener este efecto, la pintura debe ser diluida con un medio adecuado:
- Al óleo → aceite de linaza, médium flamenco, médium siccativo…
- En acrílico → medio acrílico transparente, gel brillante o mate.
- A la acuarela → simplemente agua.
Cuanto más fluida es la pintura, más deja ver las capas debajo. Sin embargo, hay que tener cuidado: diluir demasiado puede debilitar el color y dar un efecto "lavado". El equilibrio es por lo tanto importante: translúcido, pero aún coloreado.

La finura
Una veladura debe ser una capa ligera y fina, casi como si acariciaras la superficie con el pincel.
Si aplicas demasiada pintura, se volverá opaca y ocultará la capa de abajo, lo que va en contra del objetivo buscado.
Para aplicar correctamente, use un pincel suave (tipo spalter o lengua de gato) y trabaje con poca cantidad de material.
Lo ideal es aplicar varias capas finas en lugar de una sola muy cargada: esto permite obtener matices sutiles y luminosos.

Capa demasiado opaca a la izquierda
El secado
Es sin duda la regla más importante. Cada capa debe estar perfectamente seca antes de aplicar otra.
Si la capa anterior no está seca, el glaseado siguiente se mezclará con ella en lugar de superponerse. Resultado: un color confuso y apagado.
El tiempo de secado depende del medio:
- Con aceite, a veces hay que esperar varios días.
- Con acrílico, unas pocas horas son suficientes.
- A la acuarela, solo unos minutos.
Este paso requiere paciencia, pero es el que asegura la transparencia y la luminosidad del resultado final.

5 consejos para lograr un glaseado perfecto
Adapte la textura a tu medio
No importa la técnica utilizada, sea con óleo, acrílico, gouache o acuarela, el éxito de un veladura depende mucho de la textura de la pintura. Busca un equilibrio: la mezcla debe ser fluida, pero no líquida al punto de correr o perder intensidad.
Si la materia es demasiado espesa (todo a la izquierda), el veladura se volverá opaca, si está demasiado diluida (todo a la derecha), le faltará consistencia. La pintura debe deslizarse suavemente bajo el pincel, dejando un velo regular y transparente. Aquí la textura perfecta sería la penúltima a la izquierda.

Trabaja con poca pintura
Cuando se empieza, a menudo se tiende a cargar demasiado el pincel. El glaseado requiere lo contrario: es mejor tomar una pequeña cantidad de pintura muy diluida. Siempre puedes añadir más si es necesario, pero quitar material excesivo es mucho más complicado.

Multiplica las capas finas
Una sola capa gruesa no dará el mismo resultado que una superposición de varias capas delgadas. Cada veladura aporta su matiz, su luminosidad propia. Tres veladuras ligeras, una sobre otra, crean a menudo un efecto mucho más rico y sutil que una sola pasada demasiado fuerte.
Es esta transparencia superpuesta la que les da a las obras de los maestros antiguos su profundidad incomparable. Hay otra ventaja indiscutible, al ir poco a poco se tiene menos riesgo de equivocarse.
Prueba antes de empezar
No corra el riesgo de dañar una parte de su pintura que ya le gusta. Antes de aplicar un barniz sobre una gran superficie, siempre pruebe en una pequeña esquina discreta o en una hoja aparte. De esta manera, podrá verificar la dilución, la transparencia, el tono y ajustar su mezcla si es necesario. Esta costumbre le evitará muchas decepciones.

Armémonos de paciencia
El secado es la clave para un buen glaseado. Si tienes prisa y aplicas la siguiente capa demasiado rápido, puedes mezclar los colores y perder toda transparencia.
Por otro lado, dejando secar bien cada etapa, tus veladuras se aplicarán perfectamente unas sobre otras, como filtros de color que enriquecen la luz. Es una técnica que requiere tiempo, pero es precisamente ese tiempo el que le da su magia al velado.
Con algunos gestos precisos, una buena gestión de las capas y un poco de experimentación, el glaseado se convierte en una herramienta mágica para enriquecer tus obras. Ya sea que pintes al óleo, al acrílico o a la acuarela, no temas tomarte tu tiempo y superponer los velos de color.
Es en esta lenta construcción donde nacen la profundidad, la sutileza y esa luminosidad única que hacen todo el encanto del veladura. ¡Así que no esperes más para enriquecer tus obras! 😊
Redactora e ilustradora: Chloé Pouteau
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